Monday, July 14, 2008

"Él es, pues, el Niño Predicador"



Hay niños predicadores en todo el mundo, y la historia de Nezareth Casti Rey también es fascinante por ser igual a otras. En el conjunto está la peculiaridad: algo está ocurriendo, creen los evangélicos, quienes adoctrinan a los niños en su religión, los instruyen en la Biblia y no hay nada extraordinario ni milagroso en ello. Es casi un acto de sobrevivencia frente a otras religiones más antiguas y poderosas y gobernadas por adultos: un niño evangélico puede garantizar la continuidad de su religión, que está en franco ascenso demográfico, y a los cinco años de edad ya es capaz de hablar de Dios con la misma naturalidad con la que pide chocolates.

En Brasil, Ana Carolina Dias es una niña que predica desde los dos años. La pastora más pequeña del mundo, le han dicho, y se cree que sana enfermedades incurables, entre ellas el sida. En el mismo país, Marcos Ferreira do Santos, de dieciséis años, expulsa demonios desde que tenía cinco. En Panamá, los hermanos Dailyn y Kevin Patiño predican desde los dos y tres años de edad. Son hijos de un pastor que, cuando sus niños predicaron por primera vez, dijo: "El Espíritu Santo dirigió todo". En Estados Unidos, es famoso el caso del niño Terry Durham, The Little Man of God, quien no sólo predica, sino que lo hace con un ritmo gospel que incita al baile. En Lima, Perú, donde hay más de tres millones de evangélicos, hubo en el 2007 un Festival Evangélico de Niños Predicadores al que asistieron seis mil niños. Un año antes, en Ecuador, las iglesias evangélicas informaron que contaban con noventa y ocho niños predicadores. Ahora, camino a Paiján, el Niño Predicador, Nezareth Casti Rey, dice que tiene dos corbatas sin prendedor. La que tiene puesta y otra más clara.


Daniel Titinger, director de Etiqueta Negra, en Babelia.

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